Cuadrado de metal con un pequeño mango o perilla que le deja deslizarlo. Se pone en la última lama de la persiana para eludir su apertura desde el exterior.
Para su instalación se retira la última lama, se ponen los tornillos y se vuelve a poner la lama. Con el obturador bajado, se marca la altura a la que horadar los orificios. Tras hacer estos orificios, los pernos se pueden introducir en la pared para evitar alzamientos no deseados.